Mi Vida Di Por Ti

Mi Vida Di Por Ti

Mi vida di por ti,
mi sangre derramé.
Por ti inmolado fui,
por gracia te amé.
Por ti, por ti inmolado fui,
¿qué has dado tú por mí?

Mi celestial mansión,
mi trono de esplendor,
dejé por rescatar
al mundo pecador.
Sí, todo yo dejé por ti,
¿qué dejas tú por mí?

Reproches, aflicción,
y angustias yo sufrí.
La copa amarga fue
que yo por ti bebí.

Reproches yo por ti sufrí,
¿qué sufres tú por mí?

De mi celeste hogar,
te traigo el rico don
del Padre Dios de amor
la plena salvación.
Mi don de amor te traigo a ti,
¿qué ofreces tú por mí?


Tomado de un himno por S.D. Athans y P.P. Bliss

¿Adónde Iré Después de la Muerte?

¿Adónde Iré Después de la Muerte?

La muerte y el destino que le espera después de la muerte es lo más seguro que Dios ha determinado para todo ser humano.

       Si las cosas pasajeras de este mundo le preocupan, ¡cuanto más debe interesarse por las eternas, las cuales después de la muerte no podrá cambiar![1]

       Por favor, pregúntese: ¿Adónde iré después de la muerte?

¿VOLVERÉ A VIVIR EN LA TIERRA?

       ¡NO! ¡Porque será destruida con fuego!

«…tú fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. ellos perecerán, más tú permanecerás. Y todos ellos como una vestidura se envejecerán; como un vestido los mudarás y serán mudados»[2].

«…los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán desechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas. …los cielos, encendiéndose, serán deshechos, y los elementos, siendo quemados se fundirán!»[3].

       De acuerdo con estos pasajes, Jesús mismo dijo:

«EL cielo y la tierra pasarán…»[4].

       Por tanto, mi amigo, no se deje engañar por las cosas temporales de esta tierra, ni por aquellos mentirosos que le prometen vida permanente en la tierra. Pregúntese sinceramente:

¿IRÉ AL INFIERNO?

       SÍ, si usted no obedece al evangelio de Jesucristo.

«Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno»[5].

«…cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder»[6].

«Así será al fin del mundo; los ángeles saldrán, y sacarán a los malos de entre los justos, y los arrojarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el crujir de dientes»[7].

       Por consiguiente, mi amigo, el infierno es una realidad. No es un invento de algunos para aterrorizar a los ignorantes. Es un lugar preparado por Dios para el diablo y sus seguidores[8]. Mi oración a Dios es que usted no se encuentre entre ellos.

¿IRÉ AL CIELO?

       SÍ, si usted obedece al evangelio de Jesucristo.

«[Jesús] vino a ser autor de eterna salvación PARA TODOS LOS QUE LE OBEDECEN»[9].

«Habiendo purificado vuestras almas POR LA OBEDIENCIA A LA VERDAD…»[10].

«Pero gracias a Dios, que aunque erais esclavos del pecado, HABÉIS OBEDECIDO DE CORAZÓN a aquella forma de doctrina … y libertados del pecado, vinisteis a ser siervos de la justicia»[11].

«Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que … nos hizo renacer … para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos…»[12].

       Por tanto, mi amigo, hay promesas grandes de parte de Dios que nos deben motivar a una esperanza firme y a buscar las cosas celestiales con más diligencia.


[1] Hebreos 9:27

[2] Salmos 102:25,26, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[3] 2 Pedro 3:10,12, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[4] Mateo 24:35, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[5] Mateo 10:28, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[6] 2 Tesalonicenses 1:8,9, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[7] Mateo 13:49,50, La Biblia de Las Américas

[8] Mateo 25:41

[9] Hebreos 5:9, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[10] 1 Pedro 1:22, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[11] Romanos 6:17,18, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[12] 1 Pedro 1:3,4, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

¿Por Qué Estoy Aquí?

¿Por Qué Estoy Aquí?

¿Nunca le ha parecido como si la vida no tuviera sentido? Si es así, tenga la plena certeza de que no está solo. A innumerables millones, se les ha ocurrido el mismo pensamiento más de una vez.

       Todos buscamos un sentido para nuestra vida. Algunos piensan encontrarlo cuidando de su familia o sencillamente siendo una «buena persona». Otros pretenden dar significado a su existencia a través de la adquisición de bienes materiales y otros tantos por entregarse a cualquier cosa que agrade al cuerpo. ¿Cuál, pues, es el verdadero propósito de la vida?

       Desgraciadamente, la idea de que llegamos a ser por pura casualidad no puede dar una repuesta satisfactoria a esta pregunta. Si no fuimos creados para ningún propósito específico, y si dejamos de existir después de haber luchado tanto en la vida, ¿para qué seguir luchando? El hombre solo se ve incapaz de encontrar la contestación a esta pregunta según su propio razonamiento. Su sabiduría falible le lleva a la conclusión incorrecta de que la existencia del hombre no tiene ninguna meta permanente.

       Pero Dios le dice: «¡Vuelve a buscar! ¡El obedecerme da sentido a la vida!»[1]

       ¿Quién mejor sabe satisfacer nuestro deseo de encontrar un sentido para la vida que Él que nos ha creado? Él sabe perfectamente cuál es la única cosa que puede completar nuestra búsqueda: el hacer Su voluntad. Con razón Salomón escribió:

«Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque ESTO ES EL TODO DEL HOMBRE»[2].

       El Creador del universo nos ha dado Su palabra para que seamos perfectos (o COMPLETOS), «enteramente preparado[s] para toda buena obra»[3]. Hemos sido creados con el propósito de hacer la voluntad de Dios, pero cuando rehusamos reconocer este propósito divino, obramos en contra de nuestro propio bienestar. ¡Esto es precisamente una de las razones por tanto sufrimiento y desesperación en el mundo![4]

       La respuesta a la pregunta «¿por qué estoy aquí?» se halla en una relación con Jesucristo en la cual seguimos diariamente Sus enseñanzas reveladas en el Nuevo Testamento. Jesús dijo:

«…el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna»[5].

       Con razón el apóstol Pablo escribió:

«vosotros estáis COMPLETOS en [Cristo], que es la cabeza de todo principado y potestad»[6].

¡Encontramos verdadero propósito de vida sólo cuando obedecemos a Cristo! Sólo de esta forma estaremos realmente «satisfechos» con nuestra vida[7].


[1] Isaías 43:7

[2] Eclesiastés 12:13, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[3] 2 Timoteo 3:16,17

[4] Proverbios 13:15; Salmos 107:17; Job 15:20

[5] Juan 4:14, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[6] Colosenses 2:10, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[7] Mateo 5:6

¿De Dónde Vine?

¿De Dónde Vine?

El Origen del Hombre:
¿Pura Casualidad o Diseño Divino?

Sabemos de donde procedieron nuestros padres pero, ¿de dónde vinieron nuestros PRIMEROS padres?

DOS OPCIONES

Para contestar esta pregunta nos quedan sólo dos opciones: o el hombre llegó a ser por pura casualidad –el producto de innumerables «mutaciones» fortuitas ocurridas durante muchos «millones de años»– o fuimos creados por un Gran Diseñador. Estas dos ideas se pueden expresar de la siguiente manera:

¿QUÉ CREE EL CRISTIANO FIEL?
       Si tuviéramos que elegir un versículo que resumiera la creencia del cristiano fiel en este asunto, quizá sería este:

«Porque toda casa es hecha por alguno; pero el que hizo todas las cosas es Dios»[1].

       Por supuesto, nadie se atrevería a decir que una casa es capaz de llegar a ser por pura casualidad. Su orden y diseño apuntan al que la ha diseñado y edificado. Asimismo, el cristiano fiel cree que…

«Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos»[2].

LAS CONSECUENCIAS
       Si es cierto que el hombre es simplemente el producto de la pura casualidad, entonces no hay Dios ni normas morales para la vida. El ser humano es la autoridad máxima; nadie tiene el derecho de decirle lo que debe hacer o lo que no debe hacer. Es un animal inteligente, ni más, ni menos. Pero la consecuencia más trágica de esta forma de pensar es que no hay propósito para la vida que alcance más allá del sepulcro. «Una vez muerto, siempre muerto», como dice el refrán, y así el hombre dejará de existir como cualquier perro o insecto.

       Por otra parte, si Dios es nuestro Creador, entonces será también nuestro Juez. El apóstol Pablo dijo:

«Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea buena o sea malo»[3].

       Si el hombre ha sido creado «a imagen de Dios»[4], entonces se diferencia de todas las otras criaturas vivientes; es mucho más que un simple animal. Por último, si Dios es nuestro Hacedor, ¡LA VIDA TIENE SENTIDO! El siervo fiel de Dios ahora vive en la tierra con el fin de glorificar a su Creador[5] y también con la esperanza de vivir con Él en el Cielo después después de la muerte[6].

LECCIONES DE
UNA CÉLULA Y EL ORDENADOR

Los científicos se maravillan al contemplar las cosas más pequeñas de nuestro universo, las cuales a primera vista parecen ser sencillas, pero que, en realidad, encubren un mundo de orden y complejidad. Por ejemplo, ¿sabía usted que una célula de cualquier organismo viviente es muchísimo más compleja que el ordenador? Hay que admitir que ningún ordenador sería capaz de llegar a ser por pura casualidad, aunque tuviera millones de años para hacerlo. Sería absurdo pensar que hace millones de años, por un proceso desconocido y espontáneo, se formó el microprocesador solo y sin la ayuda de un ser inteligente. Sería un disparate argumentar que por el mismo proceso se crearon el disco duro, el teclado, el ratón, etc. El orden y diseño de esta asombrosa máquina apuntan al que lo ha diseñado: el hombre. Del mismo modo, sería ridículo creer que el hombre —un ser viviente millones de veces más complejo que cualquier computadora– pudiera haber llegado a existir sin la obra creativa de un Diseñador sumamente ingenioso. ¡El hombre ha venido de Dios!


[1] Hebreos 3:4, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[2] Salmos 19:1, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[3] 2 Corintios 5:10, Versión Reina-Valera (Revisión 1960).

[4] Génesis 1:27

[5] Isaías 43:7; Eclesiastés 12:13

[6] 2 Corintios 5:1; 1 Pedro 1:3,4; Filipenses 3:20; Hebreos 10:34; Mateo 6:19,20

¿Quiere Usted Tener Más Propósito para Su Vida?

¿Quiere Usted Tener Más Propósito para Su Vida?

¿EN QUÉ CONSISTE LA VIDA DEL HOMBRE?

Nacer,
madurar,
trabajar para el pan,
disputar para ganar ventajas sobre el prójimo,
envejecer y
por último, morir.

Según el escritor Mark Twain, la vida de la gran mayoría de los seres humanos no consiste en nada más importante que lo representado por estas breves palabras. El Sr. Twain afirma que, al final de sus vidas vacías, a los muertos de la gran masa de la humanidad se les llevará luto por un día y luego serán olvidados para siempre.

¿QUÉ DE LA VIDA DE USTED?

¿Consiste su vida en poco más que trabajar, buscar diversión y envejecer? Al morir usted, ¿se lamentará la gente por unos días y después le olvidarán para siempre? ¿No hay ningún propósito más profundo para la vida del ser humano?

       Hay un número creciente de personas en el mundo que están siendo esclavizadas por el materialismo; no viven sino para comer, beber y divertirse, mientras rechazan tajantemente el concepto de un Dios todopoderoso. Gracias a esta forma de pensar, muchos se hunden en la depresión porque el vivir solamente para satisfacer el vientre no da suficiente propósito al ser humano[1].

¿HAY ALGUNA ALTERNATIVA?

¡Sí, la hay! ¡Existe una alternativa al materialismo! Es el camino enseñado por Jesucristo hace dos mil años. No confunda este camino de Jesucristo con los de la religión tradicional y el sectarismo. Aunque hay personas sinceras en las religiones tradicionales y sectarias que citan algunas enseñanzas de Jesús de vez en cuando, han agregado tantas ideas humanas a los conceptos bíblicos que han distorcionado el conocimiento del verdadero Jesús. Por lo tanto, ¡conocer algunas tradiciones religiosas no es conocer a Cristo ni a su plan sencillo para el hombre![2]

       Si usted quiere tener más propósito para su vida, no tiene que leer las tradiciones religiosas del mundo sectario sino las mismas palabras de Jesús encontradas en la Biblia[3]. Al leer, va a notar varios principios que pueden cambiar su vida tales como:

  • El ser humano fue creado por un Ser supremo[4]. La complejidad maravillosa de la naturaleza difícilmente se explica por las «mutaciones», accidentes genéticos por medio de los cuales llegamos a ser como somos, según los materialistas. ¿No es más razonable creer que hemos sido creados por un Diseñador inteligente, en vez de aceptar que somos el producto de una cadena de millones de accidentes (mutaciones)? La Biblia misma da fuerte evidencia a favor de la existencia de Dios[5].
  • Dios quiere tener una relación íntima con nosotros. Quiere que le demos nuestro amor[6] y que aceptemos el Suyo[7].
  • Ha hecho provisiones por medio de las cuales podemos gozar de una relación con Él. Las ha provisto a través de Su Hijo, Jesucristo[8].
  • Si vivimos según los principios dados por Dios en la Biblia, podemos tener vidas felices y significativas[9].
  • Se puede seguir a Dios sin juntarse con ninguna organización tradicional ni sectaria sino en una forma basada sólo en las enseñanzas del Nuevo Testamento. Así los primeros cristianos servían a Dios[10] y así Él quiere que le sirvamos hoy en día[11].
  • Para llegar a ser hijo de Dios y libre de las consecuencias del pecado es necesario creer en Cristo, arrepentirse de sus pecados anteriores, confesar el nombre de Jesucristo y ser bautizado para el perdón de los pecados[12].
  • Dios promete la vida después de la muerte para todos aquellos que demuestran su amor hacía Él en la tierra[13].

UN DESAFÍO AMOROSO

 Si usted quiere creer en algo más significante que el materialismo, el tradicionalismo o el sectarismo, tiene que llegar a conocer las enseñanzas de Jesús y no solamente algunas tradiciones respecto a ellas. Estas se encuentran en la Biblia, mayormente el Nuevo Testamento. Pablo, el apóstol, escribió que «la fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios»[14].

       Le suplicamos que haga lo siguiente:

  • Compre una Biblia
  • Comience a leer el libro de Lucas
  • Luego lea usted los libros de Juan y Hechos.

Al leer, analice bien la historia que se relata. ¿Es una mentira? ¿El escritor de esta porción de la Biblia era estafador? o, ¿era sincero? ¿El escritor había investigado bien los acontecimientos antes de escribir acerca de ellos?

       Es nuestra creencia que cualquier persona que lea la historia y las palabras de Jesús con un corazón sincero e imparcial, va a llegar a creer en Él y en las enseñanzas Suyas. Así puede llegar a tener una vida con propósito y también la esperanza de vida después de la muerte.


  • [1] Lucas 12:15; Mateo 6:25,33
  • [2] Mateo 15:8,9
  • [3] Mateo 11:28-30
  • [4] Génesis 1:1; Colosenses 1:16
  • [5] Salmos 19:1-4; Romanos 1:20; Hebreos 3:4; Juan 1:1,14,18; 14:8,9
  • [6] Juan 14:23; 1 Juan 5:3
  • [7] Juan 3:16; 15:13; 1 Juan 4:9,10
  • [8] Juan 14:6; 1 Timoteo 2:5
  • [9] Salmos 128:1,2; 1 Pedro 3:10-12
  • [10] Hechos 2:42; 11:26
  • [11] 2 Tesalonicenses 2:15
  • [12] Marcos 16:16; Hechos 17:30; 8:37; 2:38
  • [13] Juan 5:24; 8:51
  • [14] Romanos 10:17